Circo, presente continuo 2019, propone en su apartado de mesas de trabajo, un espacio de reflexión sobre el Circo y el Tercer sector.
Queremos empezar a compartir con vosotras por qué y cómo CircoRED está trabajando sobre este tema.
CircoRED forma parte del consejo estatal de las artes escénicas y de la música. Este consejo, constituido por más de 30 asociaciones representativas de los diferentes sectores, se reúne de forma periódica varias veces al año. Este otoño, el consejo ha decidido abrir varias mesas de trabajo, entre ellas una sobre el tercer sector y su relación con las artes escénicas y la música. CircoRED forma parte de esta mesa. Nuestro objetivo es contribuir a la reflexión general aportando las experiencias y las particularidades que conoce el circo.
Hoy, día 5 de septiembre de 2019, tendrá lugar la primera reunión de trabajo de esta mesa en Madrid. En nombre de CircoRED acudirá Lomi Szil, actual miembro de la junta directiva y comisionado, para formar parte de esta mesa.
Para preparar esta primera reunión, hemos escrito, junto a una colaboradora economista, un primer texto con unas reflexiones iniciales sobre el interés de trabajar en el análisis de la relación entre el tercer sector y el circo.
Lo compartimos como invitación a iniciar una reflexión colectiva entre todas las personas profesionales de circo en el estado que deseen colaborar y aportar sus propias ideas y experiencias.
Primeros apuntes para una reflexión colectiva
La dificultad para ubicar al sector del circo dentro de un modelo económico está relacionada con la complejidad de su naturaleza. La palabra circo despierta, en quien la escucha, un imaginario que evoca fundamentalmente tres conceptos: circo entendido como espectáculo y que forma parte del patrimonio cultural, circo como medio para cuestionar la sociedad, y circo como negocio o actividad económica. Y estos tres elementos vinculan al sector del circo con el sector público, con el privado o mercantil y con el político-social.
En la actualidad el sector público está privatizando y externalizando la mayoria de sus servicios, lo cual también atraviesa al circo, que en gran medida depende de su apoyo y subvenciones. En este sentido comparte barco con muchas asociaciones y organizaciones sin ánimo de lucro (tercer sector) que se están encargando de suministrar servicios, ligados a lo público, en condiciones cada vez más precarias.
Con este tercer sector y con la Economía Social y Solidaria, le vincula también su función de crítica social. Lo que muestra y lo que expone exige al sector del circo más activo políticamente, plantearse como quiere organizarse: democracia interna, género, relación con la naturaleza, con el mercado, transparencia en la comunicación, etc.
Independientemente de las decisiones que se tomen en torno a la función cultural, crítica, educativa de cada proyecto, o a la organización interna (asamblearia, jerárquica, etc.), todos forman parte de un entramado en el que se movilizan recursos económicos: puestos de trabajo, compra, venta… que obliga a los artistas, compañías, escuelas, salas de exhibición a adoptar una forma legal. Es decir, el circo tiene una dimensión económica y mercantil que le obliga a plantearse qué estructura legal debe adoptar para desempeñar su actividad. Decidir si una organización se constituye como empresa (s.a, s.l, cooperativa, etc), asociación, agrupación de autónomos, etc. Así como si contratar trabajadores por cuenta ajena o trabajadores autónomos. Todas estas cuestiones son decisiones de caracter práctico que cada estructura decide de acuerdo a los modos de contratación, subvención y obligaciones fiscales de cada tipo de actividad. Cualquier modo organizativo elegido, implica también un cierto número de consecuencias políticas y sociales. Pero, en todo caso, es y debería seguir siendo, una decisión de cada proyecto dentro del sector del circo.
Es importante no confundir la forma legal con el modo de organización interna, ni con que se trate de una actividad económica o no. Siempre que hay compra-venta, producción, sueldos, ingresos y gastos, nos encontramos frente a una actividad económica. En cuanto al lucro, las organizaciones sin ánimo de lucro pagan a sus trabajadores y llevan a cabo actividades económicas que les permitan llevar a cabo, financiar, su actividad. El lucro o no de una entidad tiene que ver con la remuneración del capital. En una empresa capitalista, el empresario es el que aporta el capital (dinero, edificios, maquinaria…) y cobra por ello, no por su trabajo. No cobra un tipo de interés (como si hubiera realizado un préstamo), sino que se queda con los beneficios adicionales que se hayan generado. En una entidad sin animo de lucro ese beneficio se reinvierte para que crezca el proyecto, y en una cooperativa se reparte entre los trabajadores.
Otras cuestiones que se puede plantear el sector del circo son:
- ¿Responden las formas legales actuales a la complejidad del sector?.
- ¿Y las obligaciones fiscales vigentes?
Conocer en profundidad las posibilidades actuales y las críticas y alternativas que se están dando en otros sectores de la economía, pueden ayudar a que el circo se ubique de forma consciente en un panorama precario y complejo. Pero también puede permitir que se detecten las necesidades concretas que tiene y que le diferencian de otros sectores para, desde ahí, generar un diálogo con la administración de cara a encontrar formas legales, situaciones fiscales y laborales propias y específicas.
Para seguir profundizando y avanzando juntas en esta reflexión, podéis escribirnos a info@circored.com.